A lo largo de mi vida he cambiado de tareas y funciones; de empresas y de sectores. Pero siempre con la misma ocupación fundamental: comunicar.
Favorecer la difusión del conocimiento, conectando con entusiasmo las personas. Dentro y fuera de las empresas. Manejando la ecuación de Mi Piedra Filosofal:
Sabiduría = Conocimiento + Alegría
En mi profesión he conocido y aplicado nuevas herramientas que permiten la difusión de la información, el conocimiento e incluso las emociones – como tweeter- a un gran número de personas.
Pero no hay nada como la comunicación directa, entre personas y sin «interfaces«. La comunicación personal es delicada, pero también completa: no hay manera mejor de entrar en el contacto entre las almas, gracias a la sintonía de los cuerpos, las actitudes y la inteligencia. Eliminando las capas supérfluas del lenguage y los miedos a la acción en público. Esto es lo que intento transmitir a mis alumnos.
La formación también es una herramienta para la sabiduría que llevo en mi caja de herramientas. Me gusta pensar en la formación, como un aprendizaje creativo en el que yo hago de catalizador: las empresas ya tienen a gente muy formada, y con grandes habilidades.
Mi tarea es entrenar y reforzar estas habilidades y conocimientos para un aprendizaje contextual: en un entorno siempre cambiante, cada contexto precisa de su herramienta de estrategia y ejecución.